El 21 de setiembre de 1941 se fundó la Obra Social de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina, institución que propuso celebrar este día en recuerdo de la primera reunión del personal de los sanatorios realizada en 1935.
En esta fecha se reconoce el trabajo que todos los días realizan las enfermeras, instrumentistas, camilleros, porteros, cocineros y personal de mantenimiento de las instituciones médicas en cada sanatorio, clínica, hospital y laboratorio de nuestro país.
Todos los trabajadores de la salud requieren pasar una etapa de formación profesional o capacitación, que en oportunidades se vuelve muy larga y compleja, y que no siempre es reconocida por sectores sociales y gubernamentales.
Las técnicas que cada uno necesita aprender son muy distintos, pero algo común para todos: la ética y la formación al servicio del ser humano, que pueden ser toda una misma y única cualidad. Sin ello no se convertirán en trabajadores integrales, a pesar de los títulos académicos o certificados de aptitud laboral obtenidos. Esas son las cualidades que deben distinguir a los trabajadores de la salud y sobre las cuales debe basarse su formación.
La formación profesional, los conocimientos y habilidades de todas las personas que trabajan a diario para aliviar, curar y rehabilitar a quien lo necesite, es vital en la estructura de atención de salud.
Son ellos los tienen la responsabilidad de higienizar una comunidad, promover la salud, prevenir enfermedades y estimular al compromiso de la sociedad en esta tarea maratónica de detener una epidemia.